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sábado, 29 de octubre de 2011

SARCASMO FEMENINO

En una ocasión iba de chofer con mi preciado jeep cargado hasta los topes con todos los artilugios para hacer senderismo por esos sinuosos caminos que tiene nuestra provincia, en los asientos de atrás venía una pareja que tenía una casa rural en el culo del mundo , pero que ellos  decían era el mejor espacio bucólico conocido, y ya llevaban  varios años haciendo esta modalidad de “cansado deporte”, ellos no se decían ni una sola palabra, y no era porque yo llevase en el CD del auto a Deep Purple con el tema “smoke on the wáter “  a toda pastilla, la música  aunque sea cañera suelo escucharla a un nivel de 20 db mas o menos.  La cuestión era que se habían peleado antes de iniciar la marcha por culpa del color de los pantalones, y eso no tenia perspectivas de que se arreglase el fin de semana sin haber pasado previamente por una gran noche de tormenta.  En un momento dado al pasar cerca de unas casas del pueblo donde habíamos quedado con el resto de participantes, habia unos cerdos retozando en el campo que estaba al lado y el varón jocosa y sarcásticamente le pregunto a su pareja:   ¿familiares tuyos? ,   rápidamente ella, le contesto:  si ……. Mis suegros!
En ese momento comencé a sospechar que las tías también tienen irónicos y rápidos reflejos sarcásticos,  quedando totalmente demostrada  que mi sospecha se hacía realidad al domingo siguiente.
Era ese domingo de verano con un calor insoportable con mucha humedad en el ambiente, yo Estaba sentado en el sofá del salón cuando escuche  decir a Pedro, Joer que calor hace!  Y tengo que cortar el césped!. Pedro es un gran muchacho del norte, una muestra del producto nacional bruto, que siempre presume de disponer de 30cm para insertar en el oyo.


 Maripili,….. ¿crees que dirán algo los vecinos si salgo a cortar el césped en pelotas? ……..   Dirán que probablemente me case contigo por dinero



Estas anécdotas me recuerdan un caso que ocurrió un sábado en el supermercado al lado de casa, cuando dos caballeros que se movían muy deprisa en el interior del moll con sus carritos de compras se chocan. Uno le dice al otro: - Perdóneme usted; es que busco a mi señora. - Que coincidencia, yo también. Ya estoy desesperado. - Bueno tal vez le pueda ayudar. ¿Cómo es su señora?. - Es alta, de pelo castaño claro, piernas bien torneadas, pechos firmes, un culo precioso, en fin muy bonita... ¿y la suya?.    - Olvídese de la mía, vamos a buscar la suya


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